23.10.09

Mediodia de un Sabado | 9:36 PM.

Abri los ojos repentinamente, sintiendo la sensacion de algomalovaapasar. Cerre los ojos queriendo conciliar el sue#o de nuevo, me siento triste cuando el sue#o desaparece y busca mejor compa#ia. Esa es una de las pocas cosas que detesto. Te despiertas por nada y cuando quieres dormir de nuevo, nada. Ni un gramo de sue#o o bostezos. Lo detesto.
Con los ojos cerrados busco con las manos a Karen, mi gata de pelaje marron rojizo. Siento algo aspero y se que es ella. Siempre me he preguntado como se sienten los gatos cuando oyen que alguien dice 'siete vidas'... o eran nueve? En fin. Seria genial obtener su punto de vista. Ya que se ven elegantes, inteligentes, simpaticos inclusive... Pero no es como si un aparato nos diera ese tipo de tecnologia avanzada para leer o escuchar pensamientos de los animales.
Ya estoy de pie, con Karen en mis brazos. Yo acariciando su suave pelaje y ella ronroneando.
Miro a traves de la ventana, mirando como los vecinos rien y se montan tan pacificamente en su peque#a camioneta. Se rien de algun chiste privado... algo sobre cicatrizes y mordeduras. Ja?
Suelto a mi gata, quien cae de patas en el suelo de madera, dejando un leve rayon en la superficie.
Bajo, oliendo el olor del mediodia, las doce o tal ves la una. Oliendo la sensacion de libertad de un sabado. Oliendo el... tocino que cocina mi madre.
Baje rapidamente, mis pies causando un leve repiqueteo con la escalera en espiral de madera.
Camino por el suelo de ceramica hasta llegar a la cocina. Me apoyo en el marco de la puerta y asomo la cabeza, esperando no causar agitacion por mi inesperada presencia.
Veo el tocino chispear aceite y siento su leve olor a jamon cocinado.
Paso y abro la gaveta de manteles, una estupida costumbre que mi madre me ha pegado.
Monica, mi madre, se agita. Un leve rubor recorre sus mejillas y se concentra de nuevo en su trabajo.
Agarro un plato con flores impresas y lo pongo sobre el mantel.
Mi madre se acerca con el tocino y pone cinco largas rodajas sobre mi plato. Me dirijo a agarrar el pan tostado apenas sacado de la tostadora, lo muerdo, apoyandome sobre el mostrador y digo:
''Que buena forma de empezar la desintoxicacion de chatarra, madre Monica'' dando otro mordisco al pan semitostado.
''Sarcasmo, hija Samantha?'' Pregunta ella, sacando el jugo de naranja de la nevera.
Miro su cabello negro azabache mecerse detras de sus hombros, doy un leve respiro, un peque#o mordisco, me siento en la silla alta, haciendo rechinar la madera como si estuviera vieja y con impertinencia respondo: ''Tal vez''.